Leo en la red que a la autora le cuesta denominarse «escritora». Aunque imagino que tiene que ser algo parecido a ser tragada por un tsunami, que de la noche a la mañana veas tu obra en idiomas, en editoriales, en países y en telediarios, habrá que ir trabajando la aceptación del término. Porque lo que ha hecho Abreu con esta historia de dos niñas que se quieren, que despiertan, que sufren miseria, que se odian y que se besan es un novelón. Y gran parte del peso está en el lenguaje, con sus arrojos, sus estregadas, sus fisquitos y sus jediondadas. Cómo aparecen sin calzador, cómo se ven interiorizadas, qué gusto. Años dando sólo nombres hispanoamericanos cuando me preguntaban por autores o autoras vivas que me gustasen por su esfuerzo formal y ya puedo soltar uno canario: Andrea Abreu, escritora, quizás a su pesar, pero pedazo de escritora.

Recomendación: a cualquiera que esté interesado en literatura contemporánea en castellano.

Foto cubierta: elasombrario.publico.es

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