
Esta joyica que ha recibido -no nos extraña nada- hace poco un premio Eisner la tomé prestada de la biblioteca (valga la redundancia) pero se ha convertido en una necesidad librera, de esas de las que se ríe y celebra Gauld, junto con los bloqueos de escritura, los superventas, los autores intensitos, la necesidad de leer, la ficción vs realidad y el impacto de la cuarentena en nuestra bibliovida. Es, sencillamente, maravilloso.
Recomendación: a cualquiera a quien le guste leer.


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