Lo he etiquetado como «Novela negra» porque la contra del libro anuncia que, para muchos, este es el primer relato policiaco de la literatura universal. Nada menos. Y luego que si Mark Twain se lo leyó y todo eso que se pone para que se nos pongan los colmillos afilados y que, la mayoría de las veces, no hace falta. A mí cualquier cosa que edite esta gente ya me pone -en mayor o menor medida- a salivar y en este caso la historia de un asesinato que debe juzgar el futuro yerno del principal sospechoso en un texto compuesto por dos diarios alejados entre sí por veinte años de diferencia me llevaron a devorarlo en media tarde. O un cuarto de tarde. Obra decimonónica excelentemente escrita que mantiene un suspense y un ritmo muy meritorios para el número de páginas que lo componen y para la época quenos ocupa. Otro rescate que sube un tanto al marcador de Ardicia. Y van…
Recomendación: a gustososos de relatos policiacios o de intriga decimonónica, a fans de arqueología de novela negra.