El ferrocarril subterráneo, de Colson Whitehead

Colson quería escribir una historia situada en la época de la esclavitud en EEUU, algo serio, profundo, impactante y reivindicativo, pero también quería que tuviese ritmo, así que le llamó a Dan. Dan tiró de receta: Mira, lo primero de todo asegúrate de que pasen muchas cosas en una sola página. Pero… Dan, son salvajadas, que los blancos nos trataban peor que a los perros, y no es un decir… Lo sé, pero tú quieres que sea un pelotazo, ¿no?, que hagan peli después y todo el coplero, pues hazme caso: tortura, violación, golpes, profanaciones de tumbas, asesinatos, esterilizaciones en masa, lo que sea, pim-pam, pim-pam, como los cohetes, uno detrás de otro. Vale. Oye Colson, importante: nada de primera persona transcribiendo el habla de los esclavos, eso ya lo hizo Alice Walker y además es un jaleo. Muy complejo. Monólogos con sentimientos y todo el rollo, olvídate. Tira de omnisciente y no te metas en jardines. Luego asegúrate de rematar cada capítulo como si fuese el final de temporada de Juego de Tronos. Contra más gordo el cliffhanger, mejor. Lo tengo, Dan, lo único, quiero remontarme un poco a los orígenes… Deja, para leer sagas ya tienen «Raíces», les pones en contexto con un par de páginas por personaje y a correr. ¿Algo más?. Sí, necesitas un malo. Los malos son los blancos, Dan. Ya, pero tiene que haber un malo super-malo, un cojo-malo de los que cuando aparecen, el cielo se oscurece y se te ponen de cobarta. Ponle un gregario con un collar de orejas humanas y repítelo muchas veces, que eso acojona mucho. Ok, Dan, hecho. Uy, y la protas: chica, huérfana, analfabeta, violada, la imagen misma de la opresión. Vulnerable pero con carácter. Con halo misterioso. ¿Cómo que «halo misterioso», Dan?. Pues que «ejerce una poderosa influencia» en el terrateniente esclavista, pero que no sabes por qué. Déjalo caer. Tú lo DICES y ya está. La gente lo pilla todo al vuelo. Lo van a leer con la lengua afuera, se les va a pegar a las manos, te lo digo yo. No olvides golpes de efecto, giros peliculeros… que luego le van a dar el Óscar a alguien. Ah, el título está clarinete: el hilo conductor que además simboliza el ansia inherente de libertad de todo ser humano, la esperanza, bla,bla, bla… Jo, gracias, Dan, te debo una. Nada, a mandar.

Lamentablemente Colson hizo caso a Dan y el contenido chirría con el continente como un tren a punto de descarrilar.  Mucha Oprah y mucho Pulitzer pero esto se queda en la sección de «Troteros de playa y chimenea».

Recomendación: a quien quiera leer best seller sobre esclavitud en el sur estadounidense. Se lee en dos pestañeos.

Foto cabecera: Albert García (elpais.com)

4 Comments

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  1. Estuve a punto de comprarlo,pero no sé…al final lo dejé en la estantería y mira que le dieron «bombo y platillo». Después de leer tu comentario, me alegro.
    Gracias.

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  2. De acuerdo con tu comentario.No aporta nada nuevo y chirría.Tal vez si alguien ignora la esclavitud que hubo, le de ganas de leer algo “de verdad”.Eso si,muy fácil de leer.

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