Que te sorprendan: Eso no pasa todos los días (literarios) de tu vida, así que alegrémonos, hermanos deborahdores, por este ramillete de relatos que el señor Puntí ha amasado con los barros que generan las relaciones de pareja en general, el alcoholismo, la decadencia del comercial, la ludopatía, los hermanos que no se hablan o el sueño húmedo de un adolescente con la madre de su amigo, por poner algún ejemplo. Y nos ha gustado su artesanía, para qué negarlo. No tiene el sarcasmo ácido y las distancias cortas de Monzó pero sí un suave sentido del humor y una tendencia a rematar los cuentos -tendencia porque no se cumple en todos- con un portazo clásico de antología. Cuando da el portazo, sabes que lo vas a recordar una buena temporada. Impresionante es el primer cuento y un sugus para el editor/la editora que decidió colocarlo en ese lugar. Jugadica maestra. Relatos, pues, más que decentes que nos empujan a leer resto de bibliografía del autor.

Recomendación: a gustosos de cuentos bien armados.

Foto cabecera de Albert Salamé para vilaweb.cat

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.