Aunque sé que las instancias involucradas estarán de vacaciones, voy a proponer una serie de cambios para la próxima reforma del Código Penal, ya que creo que no tiene en cuenta la realidad librera actual. Con estos cinco artículos me conformo, creo que son razonables y de introducirse, mejorarían sustancialmente la salud del sistema nervioso de las libreras. Los he ordenado de menor a mayor gravedad:
Artículo 1º: Se aplicará pena de cárcel a quienes doblen las esquinas de las hojas para indicar el punto de interrupción de la lectura. Pena sustituible por trabajos a la comunidad consistentes en la realización manual de marcapáginas o puntos de libro.
Artículo 2º: Prisión incondicional incomunicada para las editoriales que promuevan foresticidios con el fin de enfajar sus libros. Sobre todo a las que usen las fajas para indicar el número de edición, ejemplares vendidos, o lo que dicen que dijo Philip Roth cuando presuntamente leyó ese libro.
Artículo 3º: Las distribuidoras que fuercen a las libreras a incluir en sus pedidos libros que NO QUIEREN TENER en sus librerías para alcanzar el mínimo exigido (impuesto revolucionario) deberán disolverse y entregar sus libros, independientemente de su grado de arrepentimiento, para luego cumplir condena íntegramente. Dicha condena tendrá en cuenta el agravante de pertenencia a distribuidora armada.
Artículo 4º: Cadena perpetua revisable para los departamentos gubernamentales que sólo tengan una persona en plantilla con el superpoder de saber cómo funciona la factura electrónica, además estarán obligados a enviar a dicho/a funcionario/a a Krypton para que, a través de una explosión intergaláctica, transmita el superpoder a otro ser humano del funcionariado. Dicha obligación es sustituible por un curso de formación.
Artículo 5º: Cadena perpetua no revisable para quien imponga la facturación electrónica a través de una página web del Ministerio de Hacienda que sólo funcione con el Explorer y cuyo número de teléfono de soporte empiece por 902 (y no quiero mirar a nadie).
Foto cabecera: Abril Cruz Camps, «La libertad en blanco y negro»
Una muestra de humor (reparador). Genial!
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Muy de acuerdo con todo… salvo con el 1º. Desde hace medio siglo (o más) doblo las páginas. He intentado usar las o los guardapáginas. Solo me funcionan mientras tengo cerrado el libro. Si son de cartulina gorda, como los de diseño que te regala la librería, se caen del libro y se quedan por la alfombra, debajo de la cama o entre las sábanas. Si son finos como el ticket de la compra, se disimulan tanto entre las páginas que luego no los encuentras. El único que he llegado a utilizar con éxito ha sido el hilo guardapáginas de antaño, sedoso y brillante, con la medida justa para tirar del extremo que asoma y abrir las páginas. Pero hace mucho tiempo que dejaron de ponerlo en los libros.
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Hola Argos, casualmente colecciono marcapáginas y para el problema que tienes te aconsejaría usar uno metálico, de pinza (existen) porque se quedan agarrados a la hoja (Como un clip) y si se caen suenan. Respecto a las texturas los hay de tela, cuero, piel, madera y, lo dicho, metálicos además de los de papel (de diferentes gramajes) y cartón. Te animo a probarlos por el bien de tus libros… ¡Y gracias por comentar!
Un saludo.
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