Llego a este libro autobiográfico de Ellroy gracias a un cliente que tengo que me lo han debido mandar los elfos de Rivendel porque en alguna otra vida algo bueno habré hecho. Esta barbaridad de libro se divide en tres partes: en la primera encontramos un relato del asesinato de Jean Ellroy, en junio de 1958, de la única forma que un hijo de la víctima podría escribirlo: sin un puñetero adjetivo. Transcribiendo interrogatorios e informes palabra por palabra. En la segunda se encuentra la dinamita: en primera persona, Ellroy nos cuenta su adolescencia y juventud, etapas de pobreza intoxicadas por la ausencia de su madre y por catervas de drogas y alcohol, además de obsesiones sexuales, delitos y condenas varias. Esta parte deja los episodios más oscuros de Stephen King con su alcohol y su coca iluminados como un salón de Versailles. Asistimos a la retransmisión de su autodestrucción -la edad: perdió a su madre con 10 años, desayunaba whisky con 18- con enviados especiales en su cerebro y su -congelado- corazón, y es sencillamente impresionante. No sé si escribir todo esto consiguió la función catártica que probablemente buscaba él pero a los demás nos ha dado un momento de gloria lectora como pocos. La tercera parte se centra en la inevitable búsqueda personal, con 46 años, ya rehabilitado y con vida propia en el mundo literario, del violador y asesino de su madre junto a un ex-policía jubilado. Mucho detalle que a ratos se hace pesado pero que Ellroy quiso publicar con todo lo anterior. Es el broche lógico. Dejar constancia de que hizo todo lo que pudo, armar la despedida y el homenaje que no dio en su momento a la pelirroja. Fascinante. Gracias, Javier.

Foto cabecera: recorte de la noticia del asesinato de Jean Ellroy, publicada en L.A. Times, 23/06/1958.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.