El 23 de abril de 1998 yo estaba trabajando en Francia, por eso cuando me llegó el libro de mi madre por correo con la dedicatoria de Sant Jordi me eché a llorar. El primer libro dedicado por mi madre un 23 de abril data del ’81. Fue ella quien me administró vía intravenosa la ilusión de tener un libro nuevo ese día, por eso no entendí al profesor de griego en el instituto cuando soltó que compraba un libro cada día del año menos ese. Probablemente quería hacer ver a la panda de hormonados que tenía delante la naturaleza comercial del asunto, pero a mí me pareció poco menos que un sacrilegio. A ver cómo le explicaba yo que ya entonces tenía una subsección en mi colección de marcapáginas dedicada a esa fecha, alimentada de forma abundante por mi amiga de la infancia Yvette. Al afán deborahdor se unía la nostalgia por la ciudad en la que me crié hasta los siete años. La conexión con Barcelona es poderosa en mi familia, la tienen mis padres, la tiene mi hermana y la tengo yo. Como mi hijo no la tiene, desde que supo andar lo he llevado religiosamente a los puestos que las librerías sacan a la calle en Pamplona ese día, tiempo de Mordor incluido, salida del colegio con merienda por el camino; primos, a veces, incorporados. Por eso anteayer cuando le dije que este año iba a salir yo, con mi puestico y mis libros a la avenida Carlos III, me gritó «¡mamá, tienes que comprar rosas!». Y casi, casi, me eché a llorar.
NOTA: en la foto, el programa de festejos deborahdor. Pinchar para ampliar.
¿Cómo puedo hacer para asistir a la sesión del 30 de abril? Me parece un plan genial y Delibes me encanta!!
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¡Pues venirte y ya! Si quieres leer el libro antes (recomendable), tenemos ejemplares en la librería, si no, te vienes y.. saldrás con ganas de leerlo, ¡espero!
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Sólo un libro nuevo? Yo tengo 5 en la lista, más alguno más que cae fijo 🙂
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