«Comedia ecológica», «le dicen». Yo digo que hacía tiempo que no tenía entre las manos un peñazo de tal calibre. Vale que el humor finés me resulta tan cercano como una ceremonia de iniciación del pueblo navajo, pero un personaje más plano que un folio, presunto periodista convertido en McGyver, que se pasea por una bucólica Finlandia con un tanteo nivel «salvo una liebre y una vaca y me cargo un cuervo y un oso» me han resultado tan atractivos como una visita al dentista con facturón incorporado. Lo único bueno que me deja es las ganas irrefrenables -ansia viva- de empezar otro libro que me haga olvidar al Paasilinna este y sus paridas. El horror, el horror hecho papel.
Recomendación: espera, ……tic-tac-tic-tac ………… ¿a políticos?
Deja un comentario