En realidad son micro-relatos, muchos de apenas dos páginas, algunos con humor ácido y muchos con la violencia, parece que enraizada ya en el día a día hebreo, detrás de cada esquina. En otros Keret denuncia y en otros grita de desesperación. Vida cotidiana israelí mezclada a veces con fantasía al estilo Dahl. No abusa del lenguaje coloquial y te pega a una realidad ajena.

Recomendación: a quienes les gusten los cuentos sin complejos, originales, sorprendentes.

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