
Le he colgado a este inclasificable y delicioso librito la etiqueta de «Literatura del duelo» porque al final es un homenaje de Berger a su tío Edgar. Y algo que saliendo de mí apenas podría llegar a ser un cenicero de barro o un collar de macarrones, en Berger es un pequeño libro con recuerdos, impresiones, sueños, reflexiones y cariño, claro, que se concentran en el color de un toldo de la Plaza Mayor de Bolonia, lugar al que quieres salir pitando tras leer este precioso obituario. Gracias , Barry.
Recomendación: a gustosos de Italia, de arte, de viajes decimonónicos y de palabras a quienes faltan.
Foto cabecera: daily.jstor.org


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