No tengo el talento lírico innato de Ibrahima para poder trasmitir las sensaciones que afloran al leer su relato, pero si lo lees y no te sacude el alma, háztelo mirar, porque tienes un problema grave. A las barbaridades que cuenta (torturar y mercadear seres humanos hace podio) hay que añadir ese toque poético de la literatura oral, esas metáforas y personificaciones sencillas y certeras que brotan de forma natural en las narraciones orales desde tiempos inmemoriales. He llorado al acabarlo por lo que cuenta, y he deseado saber la lengua de mis abuelos para haber podido leer la versión original. En la mía no puedo explicar cuánto dolor cabe en la historia de Ibrahima, que es la historia de millares de personas. Para quien quiera compartir impresiones, el viernes 30 en el Molino inauguramos el Café Deborahlibros de este verano con este libro. Inscribirse aquí

Recomendación: a todo el mundo. Es imprescindible.

Foto cabecera: Helena Grimaldi vía niusdiario.es

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