Hoy que acaban de llegar Don Andrea Camilleri, Doña Margaret Atwood, Doña Emilia Pardo Bazán y el pelotazo de la temporada ya estamos todos, podemos empezar a meter libros en cajas y desmontar la librería. Hay nervios. No tanto como en 1º de Sant Jordi, pero hay zozobra. En teoría estaríamos a punto de consolidar presencia (cuarta vez) en un Día del Libro redondo sin las novatadas de otros años: he pedido más libros, llevo un datáfono que se puede usar en la calle, no me pondré tacones, llevo mis propios marcapáginas, la cata a ciegas está a punto y me he leído el 90% de títulos que saco a la calle. El viento sopla a favor porque me ha tocado buen sitio en el sorteo pero ojocuidau porque aquí lo mismo sopla DEMASIADO viento y acabamos poniendo piedras sobre los libros o achicando agua. Yo llevo los plásticos de la pasada Fiera del Libro Acuática de Pamplona. Por si acaso. Lo que más me interesaba comentar es algo que os podéis imaginar: si en condiciones normales adoro el 23 de abril este año lo voy a disfrutar como un cuto en un charco. La travesía ha sido lo suficientemente movida como para celebrarlo, independientemente (al loro con esto) de si Saurón se porta bien o no. Este año además podéis llevaros a casa una planta en flor de un mosaico que se va a crear en Carlos III. Pagáis un euro y os lo lleváis a casa. Los de la Asociación de Librerías de Navarra Diego de Haro recogemos todo lo recaudado y adivinad en qué lo vamos a gastar: en libros. Para el CHN. Anda que no hace falta deborahr en el hospital. Yo pienso montarme un vergel en casa, no sé vosotros. La idea se puede llevar a la práctica gracias al Ayuntamiento de Pamplona (Servicio de Jardines) y a mí me ha me ha parecido perfecta. Va a ser un Sant Jordi precioso. Llueva o relampaguee.

Nos vemos en la calle, deborahdores.

Martes 23 de abril, Avda. Carlos III, de 10.00 a 21.000.