Pues aquí estoy yo, descubriendo a Tabucchi a mis cincuenta y dos tacos. Bendita la hora, ya os lo digo. Cierto es que la letanía «Sostiene Pereira» de inicio resulta taladrante, pero cumple su función, darle forma de declaración judicial, a las mil maravillas. Luego la literatura se le desparrama por todos lados, como en sus queridas «omelettes«, con sus descripciones, su ironía y el retrato de un hombre bueno en mitad de una dictadura fascista. Explicar que Tabucchi consigue hacerlo de forma tierna y cariñosa es lo más complicado y sin embargo, así es. Menuda obra de arte.

Recomendación: a cualquiera que no vaya a leer el Planeta.

Foto cabecera: lespresso.it

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