Era 2011, parece que fue en otro siglo, cuando un argentino que no sabe parar quieto se había liado a montar una revista en papel en el momento en que el papel se iba a la mierda y con el aliciente de hacerlo sin publicidad. «Sin nadie en el medio». Por supuesto me embarqué en el asunto. No recuerdo cuántos números compré pero ahora aquellos ejemplares (maravillosamente encuadernados, ilustrados, etc) duermen en alguna caja en el sótano de mi ex-casa. El caso es que así descubrí, sentada en el Valle de Olaibar, por ejemplo, qué ida de olla era el Burning man o cómo escribía Villoro; pero también tuve la revelación de que había un presidente, uno, en un país tan remoto (desde mi silla) como es Uruguay, que recibía a la prensa en su tractor y llevaba la lucha de clases a los ministerios. Luego llegarían más entrevistas leídas, más vídeos y documentales y aquel «el feminismo es bastante inútil porque termina jodiendo la causa de la mujer» . Ay, Pepe, ya no estábamos acodados en la misma barra, pero seguíamos en el mismo bar. Esto simplemente me sirvió para recordar una vez más que el patriarcado campa por la izquierda, por la derecha, el centro, el frente y el medio lado. Hoy lamento su muerte. A pesar de todo, necesitamos más Pepes Mújicas, más coherencia (entre acción política e ideas), más lucha (obrera) y más resistencia (al capital). Él dejó buen ejemplo de por dónde tirar. Que la tierra le sea leve.
Foto de cabecera: Leo Barizzoni para la Revista Orsai


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