Muy optimista era yo el sábado. Leer, he leído unas 240 oraciones de sintaxis, 240 ejercicios de léxico, 90 resúmenes de la Generación del ’27 y 90 ejercicios de comprensión lectora. A parte me quedan 60 exámenes de comentario de texto. Todo esto era para hoy miércoles. Me he autoimpuesto leer a partir de mañana algo previamente editado y publicado. A mí la cuarentena me tiene estresada sin canciones ni pilates online . Con el teletrabajo y la limpieza de memes voy servida. Hoy ya empieza a hacer mella el aislamiento. Lo notas en los bailables y cantables que te montas por el pasillo. Lo notas en que tienes que mirar si es martes o miércoles porque estás en el día de la marmota: dormir-corregir-comer-corregir-dormir; y lo notas en que cuando te pones el pijama para ir a la piltra empiezas a sentir que la tripica, esa que cuidas con esmero, está poniéndose lozana. La cabrona. De esta me tienen que desatrancar de casa el último día de cuarentena. Visualizas ya la luz verde. El pitido de salida olímpico que nos pondrá a todos en la calle como en un videojuego ochentero corriendo de un lado a otro. Yo por lo que más temo es por los bares y la legislación vigente en materia de aforo. No sé qué será de mi hermana cuando abran. Quizás no volvamos a verla. Tendremos que pedirle prueba de vida cada tres días. Pero esa es otra película que todavía no se ha estrenado.
Leed a salvo.
Foto cabecera: Trent Joaquin; Fuente: Getty Images, vía adweek.com


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