Lo he consultado con la de recursos humanos, la directora de calidad, la responsable de almacén y la CM y todas estamos de acuerdo en que cerramos la librería durante un mes. El de julio. La primera quincena coincide con las fiestas de esta gloriosa ciudad y la segunda con las gloriosas ganas de la jefa de disfrutar de su prole y vaguear a pierna suelta. No se hable más. Han sido seis meses y medio de aúpa y hay que recargar pilas y leer sin prisa, mariposear por títulos, deslizar el dedo por el menú del Kindle, toquitear las pilas del tsundoku y meterse dos horas en la biblioteca con el cuello torcido buscando títulos entre las baldas. Quizás haya suerte y alguna madrugada nos sorprendamos deborahndo algún Delicatessen hasta las tantas, no poder cerrarlo. Un placer esquivo que certifica un verano. El viernes 1 de julio a las 20.00h haremos un mutis librero hasta agosto, cuando volvamos sin forzar la máquina, sólo por las mañanas. Por las tardes, a leer.
Hola,
¡Felices vacaciones!
Te recomiendo La Tabla de Eduardo Laporte, para leer a la orilla de ese mar, no tan plácido a veces.
Make
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¡Gracias! ¡Y apuntada esa tabla!
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