Hoy quiero hablaros de Alberto.
Alberto es el DIOS de las estanterías metálicas y todos los demás son sus simples y llanos profetas.
Alberto respondió a mi llamada (al primer tono, por supuesto) e inmediatamente adoptó una actitud de escucha. Dicha actitud le duró unos segundos porque yo era un sinsentido de desesperación estanteril. Que si las del Leroy se hunden, que si no quiero de madera, yo quiero metal, que si voy a pintarme unos perfiles de aluminio con un rodillo… Bullshit. Caca de la vaca. A los segundos empezó a hablar en una lengua que yo no conocía. Esa lengua incluye expresiones como «¿Quieres en blanco?, yo tengo y además es el color más barato» o como «si quieres te la montas tú y si ves que no puedes vamos nosotros y te la montamos» para acabar con un extrañísimo «Y te hago descuento». Para entonces yo ya balbuceaba como un infante. A continuación me invitó a visitar su txoko de estanterías (NUNCA os fiéis de una foto de estanterías por el whatsapp, NUNCA, todo mentira) donde entré pensando que me las pillaba del Ikea y salí queriendo comprarle el lote de bibliotecas, la mitad de su negocio (que me pareció una ONG que salvaba a gente desesperada como yo) y adoptarle a él, porque vende una nevera a un esquimal. Alberto consiguió que mi semana tuviera una lucecilla al final de un túnel.
Y os aseguro que esta semana no es moco de pavo.
Vamos a por el sábado.
Siempre hay luz. Y personas que aparecen en esos momentos farragosos de desesperación. Aunque ahora tengas momentos que no son moco de pavo, me encanta ir viendo estos inicios de tu proyecto, que siento un poco como mío (y tengo mis motivos).
Un abrazo (y otro para Alberto) 🙂
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¡Gracias Ana! Espero que si tus motivos están relacionados con una librería, que sea una que está abierta, por dios! Jajaja. En fin, seguimos para adelante, claro, es la única dirección posible.
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Abierta está… en mi cabeza 🙂 Así que me queda un mundo hasta que pueda agobiarme por las estanterías… Mientras, voy viendo tus aventuras y desventuras con tu proyecto. Porque sí, adelante es la única dirección posible 🙂
Un abrazo
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