En el año en que María Pombo reveló al mundo el axioma derechuzo, chusco y comercialmente provocador de que la lectura está sobrevalorada (sí, María, el sistema no nos quiere leídas, sigue dándoles pábulo) servidora tiene una marca de 37 libros leídos, lo cual es menos que en 2024 pero más que en 2023. Lo que me importa realmente no es el número, sino la sensación de perder minutos de vida y lectura en el agujero negro digital de las redes sociales. Podría haber leído más, pero estaba ocupada anestesiando mi cabeza con ese ruido blanco visual conformado, entre otras cosas, por perretes felices, bibliotecas coreanas que nunca visitaré y reformas de interiores. Mi propósito lector para un año nuevo ya no es leer más, sino drogarme menos con el móvil. Cualquier tiempo arrancado a la pantalla será una victoria.
Vamos con el resultado de las deliberaciones de mí misma conmigo misma:
Libros leídos: 37 (Autoras: 21)
Novela. Pocas este año, comparado con ensayo y cómic, pero muy disfrutadas, me quedo con casi todas: Sostiene Pereira, de A. Tabucchi, Las chicas de campo, de Edna O’Brian, El Sur, de Adelaida García Morales, La casa grande, de Cepeda Samudio y La mala costumbre, de Alana S. Portero.
Ensayo. Destacan como pepitas de oro el libro sobre duelo de la premio Nobel Han Kang, Blanco, seguido de las impresionantes memorias de Tara Westover, Una educación.
Sección Mar. Este año me ha dado por el tema marítimo y la culpa es toda de Noemí Sabugal y su Laberinto mar, un libro que me hizo sumergirme en el tema (y puedo estar con la analogía hasta San Fermín) y me empujó a leer otros libros entre los que destaco dos que me hicieron disfrutar cual foca bajo las olas: el Breve atlas de los faros del fin del mundo de J.L. González Macías y Los viajes de Shackleton, de A. Fortes.
Cómic/Novela gráfica. Está muy difícil elegir pero el podio se quedaría así:
- Raíces de ginseng, de Craig Thompson y Alimentar a los fantasmas de Tessa Hulls, por su monumentalidad.
- Aquí, de Richard McGuire, por su originalidad.
- La carretera de Manu Larcenet, por la increíble adaptación de uno de mis libros favoritos.
Bueno, y sólo me queda desearos feliz Jolabokaflod para quienes leáis mañana, así como muchas y gloriosas lecturas para el 2026, gente, visto lo visto, leer es resistir.
Así que leeremos más fuerte.
Foto cabecera: de Sadaf Erfan en Unsplash


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