Adiós al porvenir, de Manuel Azaña

«Adiós al porvenir» recoge la carta que Manuel Azaña escribió a Ángel Ossorio (miembro del gobierno en el exilio) el 18 de junio de 1939 desde Francia, haciéndole un resumen de los últimos acontecimientos del final de la guerra. La edición no tienen ningún tipo de desperdicio: excelentemente ilustrada por Manuel Flores, introducida por extractos cuidadosamente seleccionados -salta a la vista- de Machado, Mihura, Gómez de la Serna y Max Aub que nos ponen -mucho- en canción; con una tipografía enorme de máquina de escribir que da gusto leerla y da pena que se acabe; y con un posfacio que incluye ¡un prólogo! fantástico del editor que pone contexto y lleva al congojo con los últimos días de vida de Azaña. Qué queréis que os diga: Gora Media Vaca. En el asunto está Don Manuel saliendo de España, los dimes y diretes en el gobierno despedazado de la República y sus demoledores «El enemigo podía llegar a Gerona cuando quisiera, en 24 horas o en tres días, según la velocidad que imprimiera a su avance». Que todo dependa de la velocidad de los camiones. La caída de Barcelona, las mujeres «malpariendo en las cunetas», el castillo de Perelada con medio Museo del Prado dentro, «yo no vivía, pensando que todo aquello iba a arder». Mientras se nota el aliento de los otros en el cogote: «Los facciosos estaban ya en Molins y el Tibidabo»… Los últimos estertores de la guerra contada por el último presidente de la República que ha existido en este país. Lástima que jamás, ni siquiera cuando tuvimos que tragarnos doblados los ensayos históricos de Von Bismarck para la Selectividad, a nadie se le ocurriera meter ni de costado algún párrafo, carta, discurso, posavasos con garabatos o lista de la compra de este hombre en el plan de estudios. Así nos va. Gracias, Vicente, por este tesoro.