Tranquilos que no voy a reseñar a Orwell, hay cosas que no se hacen, quien quiera análisis que lea el prólogo de Don Umberto Eco (del año 1984) que he encontrado al descargar el e-book desde Amazon (leer aquí) y mus corrido hasta que la mano quiera. Leí este libro hace unos 25 años y lo sufrí en su momento como se sufren las hemorroides: en silencio. Recordaba nítidamente el tormento al leerlo, lo poco que me importaba Winston y el coñazo del Gran Hermano. Cómo me la traían al pairo Eurasia, la telepantalla y el doblepiensa. Esto se debió a que me obligaron a leerlo y al poco tiempo me hice del equipo «Rebelión en la granja» porque cayó voluntariamente y con ese sí que me chupé los dedos. A estas alturas de la vida y con los anti-trumps metiendo este libro en la lista de best-sellers en EEUU me arranco a hincarle el diente y lo disfruto como un cutico en un charco: retozando en su asfixia pegajosa y su cantidad de matices con alborozo. Lo único que se me ocurre es buscar razones para recomendar su (re)lectura: no (sólo) porque sea una puñetera virguería de ingeniería temática literaria del S.XX, etc, bla, bla (ver prólogo de Eco, leñe) sino porque acojona. Sigue acojonando -y mucho- con sus 68 primaveras.
Recomendación: a gustosos de obras maestras.
Lo verdaderamente chungo ha sido elegir una cubierta de todas las que hay de este libro. Por si queréis echar un ojo, AQUÍ.
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