01-olle-eksell-book-cover-1959-george-orwell-1984Tranquilos que no voy a reseñar a Orwell, hay cosas que no se hacen, quien quiera análisis que lea el prólogo de Don Umberto Eco (del año 1984) que he encontrado al descargar el e-book desde Amazon (leer aquí)  y mus corrido hasta que la mano quiera.  Leí este libro hace unos 25 años y lo sufrí en su momento como se sufren las hemorroides: en silencio. Recordaba nítidamente el tormento al leerlo, lo poco que me importaba Winston y el coñazo del Gran Hermano. Cómo me la traían al pairo Eurasia, la telepantalla y el doblepiensa. Esto se debió a que me obligaron a leerlo y al poco tiempo me hice del equipo «Rebelión en la granja» porque cayó voluntariamente y con ese sí que me chupé los dedos. A estas alturas de la vida y con los anti-trumps metiendo este libro en la lista de best-sellers en EEUU me arranco a hincarle el diente y lo disfruto como un cutico en un charco: retozando en su asfixia pegajosa y su cantidad de matices con alborozo. Lo único que se me ocurre es buscar razones para recomendar su (re)lectura: no (sólo) porque sea una puñetera virguería de ingeniería temática literaria del S.XX, etc, bla, bla (ver prólogo de Eco, leñe) sino porque acojona. Sigue acojonando -y mucho- con sus 68 primaveras.

Recomendación: a gustosos de obras maestras.

Lo verdaderamente chungo ha sido elegir una cubierta de todas las que hay de este libro. Por si queréis echar un ojo, AQUÍ.

3 respuestas a “1984, de George Orwell”

  1. Neolengua. Reescritura de la historia. Estados policiales y estrategias de control. Todo, eso sí, con ánimo de garantizar la seguridad del ciudadano. Por no hablar del toque maestro que han supuesto las redes sociales y la vanidad y exhibicionismo humano a la hora de facilitarle a los estados democráticos la clasificación ideológica y rastreo del persona. Ni el propio Orwell pudo haber imaginado lo acertados que a la larga iban a resultar sus vaticinios.

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    1. Sí, sólo le falta la geolocalización 🙂

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  2. Pues sí. Ahora todos tenemos garantizado nuestro minuto de gloria para demostrar nuestra estupidez. Lo tengo que releer para ver qué me parece ahora, que ya soy «madura»
    Un saludo

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