Y tan novelita. Ciento cincuenta páginas de las cuales un tercio son de relleno. Gracias a lo cual estamos ante mi segundo Bolaño. (Léase aquí un suspiro). Esta cosita no tiene la densidad, la estructura, el galimatías del anterior que leí de él (Estrella distante) pero por lo menos no va de escritores que escriben, no nos quejemos. Aquí un par de hermanos adolescentes en Roma que pierden a sus padres y se nos desvían del buen camino, el del colegio y el instituto, (no existen los servicios sociales, en Italia dejan a los menores huérfanos tirados como colillas y que se busquen la vida), el hermano termina ofreciendo a la hermana para que se la tire por pasta -prostitución de menores, sip- un gordo seboso ex-culturista. Creo que Bolaño sintetiza ahí todas y cada una de mis fantasías negativas. No nos extrañe que la protagonista se sienta vacía. Una sombra etérea, incluso. Porque de eso va este pasatiempos, que si no sentía nada, que si pasaba de todo, que si lo mismo me da que me folle este o el otro porque, total, no hay futuro y tal y tal. Luego la protagonista se debió sacudir el existencialismo porque ya nos avisa al principio del libro que habla desde la atalaya de su vida y que está casada y es madre. Matrimonio y maternidad al rescate. Qué majo, Bolaño.
Recomendación: a gustosos de relato etéreo sobre adolescentes que se prostituyen mientras se buscan a sí mismas.
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